Tengo y debo admitir que fui la primera persona en criticar lo Bio, lo paleo, y la vida saludable. Molesta porque sentía que llegaba a Argentina de la mano de las modas y no desde la toma de consciencia. Y debo decir que aún así estaba sumida en una ignorancia extrema.
Llegar a Francia y encontrarme sin los kioscos, sin mis alfajores de todos los días, sin mis galletitas preferidas y sin las excelentes facturas rellenas de dulce de leche fue una pesadilla. Era como: estos franceses realmente no entienden nada! Qué es esta onda bio? Cómo no tienen más galletas? Cómo pueden vivir sin dulce de leche?
Cuando aún vivía en Argentina escuché hablar de la dieta paleolítica y me pareció de las cosas más ridículas que había escuchado. Estamos en el siglo XXI gente!!!! la vida es una sola, hay que disfrutarla, por qué privarse de los grande placeres de la vida? OH LALA, qué equivocada estaba debido a la total ignorancia que manejaba al respecto.
Pero eso fue hasta que sin querer caí en un simple video que hablaba del PH y el cáncer u otras enfermedades. Y ahí hice un click rotundo, cambió mi percepción de la comida casi en un 100 %. Y desde ahí me fui instruyendo al respecto lentamente y de a poco iba aprendiendo y cambiando cientos de hábitos de alimentación.
Durante años fui al supermercado y mientras estaba en la caja me preguntaba “qué se supone que voy a comer esta semana?” al mirar el carrito y ver que lo único que llevaba eran snaks, dulces, arroz y fideos.
Cuando tomé consciencia de que realmente mi ‘ NO alimentación ’ estaba haciendo estragos en mi salud supe que tenía que hacer un cambio drástico en las compras y en la forma de cocinar.
Así fue como poco a poco fui reduciendo el consumo de galletitas (antes era hasta dos paquetes por día) el consumo de azúcar (pasé de tomar 3 tazas de té al día con 3 cucharadas de azúcar cada uno a no ponerle nada directamente), incorporé verduras y ensaladas que hasta ese momento no formaban parte de mi dieta en absoluto. Dejé prácticamente de comer pastas y arroz siendo que formaban parte de todas mis comidas. Y sobretodo empecé a tomar mis batidos verdes los cuales sigo tomando hasta el día de hoy porque debo decir que son MÁGICOS.
Era consciente de que todo esto era un cambio necesario y positivo pero las cosas seguían estando igual. Sabía que si quería ver verdaderos cambios tenía que ser más estricta y cambiar rotundamente mi alimentación. Así que allá fui.
Debo decir que fue una decisión muy difícil y una pelea constante con mi mente reprochándome y diciendo lo imposible que iba a ser vivir sin las mejores cosas que hay en este mundo.
Pero frenemos aquí. GRAN MENTIRA. Gran trampa de nuestro cerebro para no dejarnos avanzar en la dirección que necesitamos. Lo único difícil fue tomar la decisión pero desde el momento que empecé las cosas fueron facilísimas. La comidas sanas son demasiados ricas, todo era nuevo lo cual lo hacía más interesante, cada día probar un plato diferente me hacía ser mucho más original a la hora de pensar qué comer. Y de repente noté que estaba comiendo más sano y sabroso que nunca antes. Feliz con el cambio, sintiéndome perfectamente bien y comiendo de maravillas.
Hice la tan conocida dieta cetogenica, pero no de la mano de la moda (como dieta para adelgazar) sino desde una completa concientización y un cambio definitivo en el régimen alimenticio.
Ya te conté como me di cuenta lo mal que nos está haciendo la forma en que comemos. Paralelo a eso tenía problemas de salud y el médico no quiso hacerme las pruebas necesarias ni el test de intolerancias diciendo “solo sos una joven inquieta, tomá más agua.”
Indignada y decidida a hacer las cosas por mi cuenta caí en la alimentación cetogénica o keto (ketogenic en inglés). Y dejame decirte que es maravillosa, mágica, alucinante, y 100% verdadera y real. Si da resultados tan buenos la respuesta a todo esto está más que clara: nos estamos envenenando. Y esta “dieta” es tan mágica porque SIMPLEMENTE respeta al cuerpo, le da lo que necesita y no más que eso. Lo escucha atentamente, lo cuida, y le da lo que pide. Y ESE ES EL GRAN SECRETO. Conocernos, detenernos a pensar qué es lo que queremos comer, qué es lo que nuestro cuerpo nos pide y necesita para funcionar al 100%. Recargarlo de energías dándole las vitaminas y proteínas que necesita para su perfecto desempeño en su tarea metabólica.
Y así sacarnos la adicción que nos generan los carbohidratos llevandonos a comer a toda hora, con un hambre voraz que con nada se sacia. Empezando a comer únicamente cuando el cuerpo te lo pide. Creeme que una vez desintoxicada no van a hacer más de 3 o 4 veces al día. Que no te sorprenda si son 2 o hasta una.