Podría ponerme a pensar detenidamente, sin embargo creo que no tengo dudas de que no hay nada más importante que ser y dejar ser. Puede sonar básico, simple, pero sin darnos cuenta no lo hacemos ni con nosotros mismos ni con los demás.

Vamos por la vida tratando de moldear a la gente a nuestro antojo. Damos consejos, pedimos o esperamos que el otro haga eso que necesitamos que haga, eso que creemos que esta bien o eso que simplemente nos hace bien a nosotros mismos. Entonces vamos limitando a todos los que nos rodean en base a nuestras inseguridades. Sin darnos cuenta que no estamos aceptándolos y tampoco lo estamos haciendo con nosotros mismos.

Necesitás que el otro cambie para que las cosas estén bien, para que al fin logres estar bien en esa relación que llevás años intentando pero que “algún día va a cambiar”. Necesitás que tus padres dejen de ser así porque cada vez que estás con ellos te alterás. Necesitás que tu novio, tu amigo, tu primo, deje de ser tan celoso, tan posesivo, tan aburrido, tan amargado o exactamente todo lo contrario, pero lo cierto es que algo para cambiar hay siempre.

Tu pareja que no entiende que la ropa sucia va en el lavadero y no en el piso. Tu hijo que no entiende que la casa no se limpia sola y que no sos su mucama, etc, etc, etc. Podría seguir eternamente con los ejemplos.

El punto es que constantemente nos estamos perturbando por cada una de las actitudes de los demás que no toleramos y luchamos contra eso e intentamos cambiar la realidad.

Y eso es lo único que está ocasionando el problema. Hacer esto una y otra vez nos lleva a estar constantemente luchando con la realidad en lugar de aceptarla, amarla. Eso es todo lo que necesitamos, SER Y DEJAR SER. Porque cuando esto pasa ocurre el milagro. Todo está en su lugar, donde tiene que estar, fluyendo en armonía, todo está siendo como tiene que ser.

Dale el hermoso regalo a esa persona que amas de dejarla ser, de aceptarla tal y cual es. De escucharla sin intentar que cambie de parecer o que deje de hacer lo que está haciendo. Solo escuchando, aceptando y amando, amando de verdad. Y así entender que al fin y al cabo esas medias olorosas fuera del canasto de la ropa sucia no están tan mal, no están fuera de lugar. Tal vez están simplemente donde tienen que estar. Y si no te gustan ahí es tan fácil como ocuparte vos misma de ponerlas donde quisieras que estén. Pero sin perturbarte sino haciendo algo para tu propio bien. 

Esas medias dejan de ser terribles cuando notamos que no es lo que define a la persona. Que también tiene esos hermosos detalles o esas cosas que hace tan bien y tanto te gustan. Todo eso con lo que te saca una sonrisa o te hace agradecer de tenerlo en tu vida. Eso es lo importante, eso es lo que tiene que prevalecer. Con todos y cada uno de los que te rodean, toma todo eso lindo que tienen, todo eso que te hace amarlos y quedate únicamente con eso. Lo demás solo está en vos, ya lo vas a ver, ya lo vas a arreglar, pero primero SÉ Y DEJÁ SER, que así es todo mucho más simple.